Durante varios
siglos, estos hombres se pasaron sus vidas cabalgando diferentes
listones de madera, entre otros materiales flotantes, como las hojas
de palmera (por extraño que resulte) a lo que denominaban paipo (en
hawaiano), un término que hacía referencia a unas pequeñas tablas
de más o menos metro y veinte de largo y que al principio eran el
pasatiempo de los niños que se desplazaban tumbados en ellas
surcando las aguas. Hasta que llegaron a extenderse de manera mucho
más comúm, pasaron multitud de generaciones, pero dado que el surf
en vertical se popularizó sobre los años 30 y tomó mucho peso en
todo el mundo, los paipos estuvieron a punto de desaparecer en los
años 60, quedando prácticamente ocultos bajo su sombra.
Sin embargo, el
nacimiento del bodyboard, que se data oficialmente del 7 de Julio de
1971, no precisó más que una sierra eléctrica para trinchar carne,
una plancha, una estera, papel de periódico y las manos de Tom
Morey. Este constructor de tablas de surf con amplios conocimientos
matemáticos y en ingeniería, se había retirado a Hawai dejando su
negocio en California para relajarse y dedicarse a diseñar en la
isla. Ese nombrado 7 de Julio el mar tenía unas condiciones óptimas
para surfear, y mientras Tom Morey observaba las olas, el hecho de no
tener consigo ninguna de sus tablas de surf hizo que decidiese tomar
estas rodumentarias herramientas y comenzar a fabricar el primer
bodyboard de la historia. Cogió la sierra de trinchar y una plancha
y empezo a darle forma a un trozo de espuma de polietileno utilizando
como plantilla un estera de forma rectangular. La cubrió de cola y
la empapeló con papel de periódico nombrándola S.N.A.K.E (Side
Navel Arm Knee Elbor). Sin lugar a dudas era algo realmente sencillo
de producir y todavía más fácil de navegar. Había nacido el
bodyboard.
Tom Morey |
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